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Las relaciones de pareja. Disminuir los conflictos

istock_000008085207xsmallEste pasado 23 de julio de 2010, fui entrevistada por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP), acerca de las ventajas del trabajo psicológico en el área de pareja. Aquí podéis consultar el link: Relaciones de pareja y psicología (ISEP).

A continuación reproduzco parte de la entrevista y abordo el tema, de un modo más extendido y global. Con el fin de poder entenderlo, abordarlo y prevenirlo.

¿Existe la relación de pareja perfecta?

La “pareja ideal” o la “media naranja”, son mitos que se nos han tratado de vender socialmente y/o a través del cine y los medios de comunicación. Pero ciertamente, nunca encontraremos a aquella persona que encaje cien por cien con nuestras expectativas y deseos.

Podemos enamorarnos y sentirnos atraídos por alguien con una filosofía de vida similar y unos gustos y preferencias parecidos, pero cada miembro de una relación tiene su personalidad, su historia pasada, sus rutinas y costumbres, que inevitablemente van a ser distintas y pueden entrar en conflicto.

Es por ello que, desde un punto de vista psicológico, la relación “perfecta” será aquella que viva las diferencias personales, como oportunidades para aprender y enriquecerse. Mostrándose abierta y receptiva a las necesidades del otro y estando siempre dispuesta a negociar y buscar soluciones, ante las situaciones de enfrentamiento.

La pareja es una aventura en constante evolución y, mantenerla viva, requiere un trabajo constante de aceptación y compromiso. Creer en la relación ideal y esperar al “príncipe o princesa azul”, nos excusa muchas veces de tener que hacer este trabajo y de afrontar las dificultades y el malestar como parte del proceso y de la convivencia en pareja.

Siempre se tiene miedo a pedir ayuda para temas relacionados con la pareja, el amor o el sexo. ¿A qué cree que se deben aún estos miedos?

Socialmente estamos cada vez más familiarizados con términos psicológicos y más implicados en trabajar y solventar los problemas emocionales. Sin embargo, aún existen muchos tabús, creencias e ideas limitantes y poco adaptativas acerca de las emociones, la sexualidad, el amor y la pareja.

El trabajo de pareja y/o en sexualidad, requiere un compromiso con uno mismo y hacia el otro. Un trabajo doble en el que debemos comprometernos, arriesgarnos a mostrar nuestras dificultades y compartir nuestro espacio más íntimo con nuestra pareja y nuestro terapeuta.

En ocasiones tendemos a culpar o atribuir la responsabilidad de nuestras propias dificultades a la pareja. Esto resulta más cómodo y sencillo que enfrentarnos a nuestros miedos y frustraciones. Hacer terapia nos exige asumir el compromiso de “poner las cosas en su lugar”, dejar de excusarnos en el otro y responsabilizarnos de nuestra propia vida. Buscando en el otro a un compañero que nos puede ayudar y dar soporte en nuestro camino individual.

¿La terapia de pareja puede evitar divorcios?

La terapia de pareja es de gran utilidad para definir los objetivos de cada uno de los miembros de la pareja y poder acordar o poner en práctica ciertas herramientas, con el fin de salvar una relación o mediar un divorcio consensuado (en una minoría de los casos). Porque ciertamente, la mayor parte de parejas que acuden a terapia, son parejas que están comprometidas a trabajar y a superar las dificultades en la relación.

Y con este fin se puede intervenir de manera muy eficaz, trabajando aspectos que mejorarán la relación significativamente y evitarán una ruptura. Estos aspectos tienen que ver con: la comunicación asertiva, negociación, expresión de sentimientos, resolución de conflictos, distribución de tareas, gestión de la rutina y del tiempo de ocio común, sexualidad creativa, etc.

Llegan las vacaciones de verano y es durante estos meses en los que se registran un mayor número de separaciones. ¿A qué se debe?

En los meses de verano y períodos de vacaciones es donde las diferencias y conflictos no resueltos pueden aparecer con más facilidad, especialmente si ya existe una comunicación deficiente con la pareja y/o una manera inadecuada de resolver los problemas. Lo que durante el resto del año podemos haber ido evitando o tapando (por estar inmersos en múltiples actividades), es probable que en verano “salga a la luz”.

Además, el verano es un espacio de evasión y libertad en el que las diferencias en el modo de ser de cada uno de los miembros de la pareja pueden hacerse más evidentes. A menudo existen conflictos con la planificación de las actividades que se llevan a cabo en verano o con el sentido que le damos a estas fechas.

Compartiendo más horas al día juntos, aumentarán las probabilidades para tener que poner en práctica la toma de decisiones en común, la negociación y la gestión de nuestra intimidad y espacio personal. Habilidades que debemos estar acostumbrados y entrenados a usar de manera habitual y que tristemente no suele suceder.

Raquel Ballesteros, 2010 ©