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¿Vives o sobrevives? ¿Cuál es tu actitud vital?

Existen dos caminos que podemos tomar ante las situaciones difíciles, el de la “supervivencia” o el de la “vida”.

Las guerras y postguerras, las situaciones de crisis como la actual, entre otras situaciones extremas, pueden despertar aún con más fuerza este instinto vital de supervivencia, que tan útil nos puede resultar en un momento de peligro inminente

Como animales en la selva, estamos programados para sobrevivir y para reaccionar a las situaciones externas de peligro, desde el ataque o la huida.

Sin embargo, en una situación crónica a medio-largo plazo, dónde no hay un peligro real e inmediato,  actuar desde el instinto de “supervivencia” nos comportará mayor estrés, desconexión y malestar. Olvidándonos de parar, de sentir y conectar con nuestras necesidades y de buscar estrategias más adecuadas para enfocarnos hacia nuestras ilusiones.

¿En qué enfoco mis energías?

¿Te sorprendes a ti mismo a menudo, hablando constantemente de los problemas, de lo que te queda por conseguir o resolver? ¿Emitiendo quejas o críticas acerca de tu situación actual o la de los demás?

Si es así, sin duda estás centrado en sobrevivir. Y es que cuando “sobrevivimos” dedicamos nuestra atención a los problemas, respondemos a la vida desde el miedo, en lugar que desde elamor o la motivación. Vivir implica centrarnos en las ilusiones, escuchar nuestras necesidades y promover la actitud interna para favorecerlas, no desde la lucha sino desde la motivación, la escucha, la visión y la acción. Una actitud calmada, reflexiva y pausada, que puede comportar un gran cambio en nuestra vida.

Sobrevivir sin embargo implica luchar contra causas externas e incontrolables. Y esto es tremendamente agotador y estresante.

Y es que, como bien decía Osho: “La vida no es un problema a resolver, sino un milagro a descubrir” y esa es la actitud que precisamente puede ayudarnos a conseguir nuestros objetivos vitales.

Aptitudes como la curiosidad, la paciencia, el coraje, la confianza o la constancia, todas y cada una de ellas pueden entrenarse y adquirirse.

Aprender a detectar, los obstáculos internos y externos que nos impiden desplegar nuestro potencial, cultivar estas capacidades y empezar a vivir, es el primer paso para el cambio.

En un próximo artículo, abordaremos este último párrafo de manera más extensa.