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Comunicación y Empatía con el/la paciente

 

(Porque ir a la consulta de tu médico con miedo, ¡no es normal!)

 

Imagen de Freepik

 

  • ¡Este es el tratamiento, sí o sí!
  • No tienes otra alternativa.
  • ¡A tú edad, aún puedes estar contento/a!
  • ¿¡Cómo no has venido antes!?
  • ¿A qué esperas para operarte? ¡Lo tienes que hacer ya!

 

Salir de un médico/a o profesional que supuestamente nos debe ayudar, sintiéndonos avergonzados/as, culpables, con ganas de llorar, enfadados/as o asustados/as no es lo que deberíamos sentir. 😥

Existen profesionales con una gran calidad humana y habilidades interpersonales excelentes, sin embargo en ocasiones no es así. Y esto genera un impacto grande en la persona que acude a una consulta médica con necesidad de seguridad, atención, respeto, apoyo y comunicación.

Y es que, a raíz de una bonita persona que viene a consulta y que ha vivido una experiencia de estas características, abro un melón muy grande que hacía mucho tenía guardado. Y que podría llevarme tres artículos pero trataré de resumir.

Como profesional de la salud y paciente que soy quiero ofrecer aquí algunas reflexiones para las dos partes implicadas.

SI ERES PROFESIONAL DE LA SALUD:

Entender que como profesionales tenemos en nuestras manos algo tan preciado como la vulnerabilidad de una persona, es esencial. Y que nuestras palabras tienen un impacto brutal y que está demostrado que puede influir en el bienestar de la persona de modo significativo. >> Aquí añado un ejemplo de un estudio <<

Por ello es tan esencial que no solo seamos formados/as en capacidades técnicas sino también en habilidades sociales y emocionales.

Cierto que en el ámbito público no se dan las condiciones (la mayor parte de veces) para poder ofrecer un tiempo de calidad. El agotamiento y el estrés  pueden pasar factura y volvernos más irritables.

Pero es importante que recuerdes que:

🔶 La confianza se gana. Y es nuestra labor dar seguridad a quién tenemos delante.

🔶 El/la paciente tiene dudas, miedo, resistencias e inseguridades. ¡No es algo personal!

🔶 Tu valía no depende de que el paciente esté contento contigo o te valide. Sino de que se sienta con la suficiente comodidad como para cuestionarte.

🔶Tu valía tampoco depende de poder ayudar a todo el mundo, por muy buen profesional que seas.

🔶Debes delegar y/o sugerir cambio de profesional a un paciente que no puedas/sepas acompañar.

🔶Los/as pacientes NO nos hacen enfadar. Tú eres el/la responsable de tus emociones.

🔶 No hay pacientes pesados. Solo hay personas asustadas.

🔶 Cuidarte es tu deber. Si tú estás mejor, todo será más fácil.

¡OJO CON OFRECER COMENTARIOS MORALIZADORES, DESESPERANZADORES O QUE INFANTILICEN AL/LA PACIENTE! 

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Y si esta persona además es dependiente, tiene una enfermedad con mal pronóstico o terminal, es importante evitar:

  • Dirigir la atención y la conversación a los/as familiares ignorando a la persona que está sufriendo la dificultad.
  • “Preparar” al/ la paciente anticipando frases como:
    • «Lo vas a pasar mal»
    • «Tienes pocas posibilidades de sobrevivir»

** Parece obvio, pero son comentarios reales.

Aquí dejo unas frases que pueden ser más adecuadas en momentos complejos:

  • “Sé que un proceso difícil. Estaremos aquí para acompañarte”.
  • “Haremos todo lo posible para que puedas recuperarte y/o tener calidad de vida”.
  • “Estamos aquí para escucharte”
  • “Te informaremos de los cambios que puedan haber en las pautas terapéuticas”.
  • “Eres libre de tomar tu tiempo y cambiar de opinión si lo necesitas”

 

Y SI ERES PACIENTE, RECUERDA QUE:

Tu mandas sobre tu cuerpo y tu vida.

Tienes derecho a pedir y obtener toda la información que necesites.

Tienes derecho también a no pedirla y a delegar en otras personas.

Tienes derecho a saber y a no saber, si esa es tu elección.

Tienes derecho a cambiar de opinión durante tu tratamiento.

Tienes derecho a recibir la información de modo clara y accesible.

Tienes derecho a opinar sobre el proceso y a pedir aclaraciones.

 

Y bien, esto es todo por ahora….aunque prometo más a través de redes 😉  ¡Sígueme si te interesa!

 

Raquel Ballesteros ©